miércoles, 4 de marzo de 2009

El psicópata y sus modos de relacionarse.

"Uno son el torturador y el torturado. El torturador se equivoca, porque cree no participar en el sufrimiento; el torturado se equivoca, porque cree no participar en la culpa". Schopenhauer

El psicópata tiene, al menos, tres modos de relacionarse psicopáticamente con el otro.
El asociativo: es cuando un psicópata entra en relación con otro psicópata. Este tipo de asociación se da cuando el proyecto que debe realizar lo supera ampliamente como individuo. La relación es tensa y el equilibrio se mantiene mientras persista el objetivo. Hay que recordar que estamos hablando de personas altamente narcisistas, egocéntricas; en consecuencia, el apego que puedan tener sólo lo justifica el objetivo.
El segundo modo de relacionarse con el otro es el tangencial, es decir, cuando el psicópata se encuentra con la víctima ocasional; cuando ejerce su psicopatía en función de una acción de tipo delictiva, una violación, una estafa, por ejemplo. Es un encuentro ‘puntual’.
Otro modo de relacionarse es el complementario: cuando el psicópata encuentra su complementario, o el complementario encuentra su psicópata. La relación es de doble vía y está lejos del preconcepto víctima-victimario; ambos participan activamente para mantener el vínculo. Considero que la persona que logra permanecer junto a un psicópata, no es otro psicópata, como habitualmente se entiende. Yo creo que el que más chance tiene de relacionarse y permanecer con un psicópata, es un neurótico. Estas relaciones son metaestables, se mantienen, pero con explosiones y desequilibrios a lo largo de todo su desarrollo.
El disfrute secreto.
Desde la lógica común, uno se pregunta ¿qué hace esta persona con este psicópata? ¿Qué beneficios saca para continuar en esta relación? Razonando con parámetros lógicos comunes, no se comprende la permanencia de esa pareja. Aún si se analizan con el complementario las circunstancias que llevaron a hechos agresivos, y la manera de prevenirlos, éstos se repiten. Con esto quiero decir que el hacer razonar, el esclarecimiento del porqué suceden las cosas, en este caso, no sirve, porque el anclaje está en lo irracional.
El complementario muchas veces da la impresión de que se relaciona con el psicópata a través de la angustia, o sea que, siguiendo esta premisa, el anclaje sería displacentero. Pero, después de ver a muchos de estos pacientes complementarios, yo pienso que el anclaje es el disfrute, pero no el disfrute del sufrimiento. Es un disfrute inefable y donde el sufrimiento es un efecto secundario de ese disfrute. La persona complementaria nos trae la queja, nos muestra el ‘precio’ del goce, nos muestra el "chichón". Este tipo de disfrute es secreto, en el sentido de que suele ser desconocido (conscientemente) para el complementario, y a veces también para el psicópata. Pero hay algo allí que los une; tal vez en la ‘animalidad’, en lo irracional, haya un goce. El psicópata es una persona que puede tolerar mucha presión, puede aguantar castigos, y aún así mantenerse en una posición. Esto obliga al complementario a doblegarse, porque la posición del otro es irreductible; lo pone en la opción de: "es esto o nada"; "tómalo o déjalo... si puedes". El complementario termina luchando, no contra el psicópata, que es inmodificable, sino contra sí mismo, contra su conciencia del propio valor. Y se obliga a doblegarse. Este obligarse a hacer, en el que ve menoscabada su persona, es altamente doloroso. Pero es mayor el sufrimiento que provoca la no presencia del psicópata, esto hace que el complementario pague la factura y continúe con la relación.
La regla de oro que mantiene este vínculo es la formula: "con él estoy mal, pero sin él estoy peor". Entre ‘mal’ y ‘peor’, está el disfrute.
Fuente: Mesa Redonda 7º Congreso Internacional de Psiquiatría Doctor:Hugo Marietán. Médico Psiquiatra del Hospital Borda; Docente Adscripto de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Argentina: www.marietan.com.ar

No hay comentarios: